El libro se publicó
a finales de 2005 y va camino de conquistar su decimosegunda edición en
castellano. Nunca fue especialmente promocionado ni publicitado, su difusión se
debe, principalmente, a un misterioso “boca-oreja” de transmisión internacional.
El día 20 de marzo –con
gran sorpresa por mi parte-, algunas de sus páginas cerraron un telediario de
la primera cadena de TVE. La recomendación de su lectura venía impulsada por la
situación que ciudadanos de toda edad y condición estamos viviendo ante la
pandemia.
Desde ese momento,
muchas personas se han puesto en contacto conmigo y he visto aparecer las más
diversas reseñas, recomendaciones, vídeos… al respecto.
En la intención
tanto mía como de mi hermana (que, desgraciadamente, ya no está entre nosotros)
NUNCA estuvo ni está la de poner ningún tipo de “etiqueta” al libro. Me explico:
¿Para qué edad está
recomendado? –Para quien disfrute de él. Sin límites de edad por arriba o por
abajo.
¿Es un libro de
literatura infantil? –Tal vez, pero quizá no solo infantil.
¡Ah!, es que como
tiene “dibujitos” -¿¿??
Y después están todas
esas etiquetas ortopédicamente prefabricadas de las que la pobre criatura no se
ha podido librar: es para “trabajar
los valores”, un libro de “autoayuda”, para
la “educación emocional”, para gestionar
la “tolerancia”, para “trabajar la
frustración”, para “mejorar la
capacidad de resiliencia”, para “explicar
la muerte”, etc., etc. (términos que aparecen en las redes sociales).
Personalmente, así,
en términos generales, no considero que ningún libro deba ser “para” nada que no sea el placer de
leerlo, a menos que el lector, como tal e individualmente, le quiera atribuir
su “para” particular.
Evidentemente, “Así
es la vida” habla de la vida y, por tanto, es ineludible que hable también de
la muerte. Entre la una y la otra experimentamos placeres, deseos,
frustraciones, logros, pérdidas, ganancias, asombros, esfuerzos, entusiasmos,
alegrías, adversidades…
Seguro que en estos momentos tan insólitos e
inesperados provocados por el tal coronavirus, muchas de estas vivencias están
a flor de piel. Todas ellas son universales y comunes al ser humano, pero al
mismo tiempo contienen millones de experiencias únicas, íntimas e individuales
que, en el caso del libro, como ocurriría ante cualquier lectura, pertenecen a
cada lector, independientemente de que las quiera comunicar o no.
Tras darle a
conocer “Así es la vida”, un niño de 4 años, muy ensimismado, nos proporcionó
una de las más estupendas conclusiones sin etiquetaje ni moralina ninguna:
“¡Qué largo es el
camino de la vida
y cuántas cosas
tiene para elegir!”
Eso es todo.
Ante la literatura
denominada “infantil”, los adultos tenemos la horrible costumbre “didáctica” de
adelantarnos (pura adivinación), a lo que el niño ha de interpretar, de
explicárselo, desmenuzárselo, “trabajar” algo “para”, cargarlo de avisos,
moralinas y supuestas enseñanzas; en lugar de dejarlo en paz con sus adentros o
escucharlo, si es que tiene la necesidad de expresar algo al respecto en ese mismo
momento o en otro.
Otro de los hábitos
muy extendidos en lo que se refiere a libros destinados a niños es
denominarlos, automáticamente a todos, “cuento”. No importa si se trata de
libros informativos, poesía, relato gráfico… Si no tienen un excesivo número de
páginas y además están ilustrados: ¡Cuentos! Sobreentendiendo, además, que, en
ese caso, están exclusivamente dirigidos a la infancia.
“Así es la vida”
tampoco escapa a la denominación de “cuento”. Y, sinceramente, a parte de “libro
ilustrado” o “álbum ilustrado”, yo no sabría decir si pertenece a un género
concreto. El cuento es un género literario en el que caben muchos matices
posibles, pero a mí no me parece en este caso que se trate de un cuento. De
hecho, siempre dije que “Así es la vida” es un NO-cuento que, como todos los
cuentos maravillosos, avisa de que, a pesar de las adversidades, la vida vale
la pena.
En cualquier caso,
contar cuentos y no-cuentos, tiene lo que dice el trabalenguas, que:
Cuando cuentas cuentos
nunca sabes cuántos
cuentas,
así que, cuando
cuentes cuentos,
cuenta cuántos
cuentos cuentas
y me dices cuántos
cuentas.
2 comentarios:
Querida Amiga, efectivamente, es que....
Así es la vida...
y así es nuestro mundo también....
Feliz de que se conozca mucho mucho, vuestro precioso libro.
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