12/4/20

“ASÍ ES LA VIDA” Y LA PANDEMIA


Desde que hace ya un mes, vivimos confinados (desconociendo todavía hasta cuándo), el libro “Así es la vida” -de cuyas ilustraciones y texto somos, respectivamente, autoras mi hermana y yo-; parece que ha tomado un nuevo impulso un tanto especial.

El libro se publicó a finales de 2005 y va camino de conquistar su decimosegunda edición en castellano. Nunca fue especialmente promocionado ni publicitado, su difusión se debe, principalmente, a un misterioso “boca-oreja” de transmisión internacional.

El día 20 de marzo –con gran sorpresa por mi parte-, algunas de sus páginas cerraron un telediario de la primera cadena de TVE. La recomendación de su lectura venía impulsada por la situación que ciudadanos de toda edad y condición estamos viviendo ante la pandemia.
Desde ese momento, muchas personas se han puesto en contacto conmigo y he visto aparecer las más diversas reseñas, recomendaciones, vídeos… al respecto.

En la intención tanto mía como de mi hermana (que, desgraciadamente, ya no está entre nosotros) NUNCA estuvo ni está la de poner ningún tipo de “etiqueta” al libro. Me explico:

¿Para qué edad está recomendado? –Para quien disfrute de él. Sin límites de edad por arriba o por abajo.
¿Es un libro de literatura infantil? –Tal vez, pero quizá no solo infantil.
¡Ah!, es que como tiene “dibujitos” -¿¿??
Y después están todas esas etiquetas ortopédicamente prefabricadas de las que la pobre criatura no se ha podido librar: es para “trabajar los valores”, un libro de “autoayuda”, para la “educación emocional”, para gestionar la “tolerancia”, para “trabajar la frustración”, para “mejorar la capacidad de resiliencia”, para “explicar la muerte”, etc., etc. (términos que aparecen en las redes sociales).

Personalmente, así, en términos generales, no considero que ningún libro deba ser “para” nada que no sea el placer de leerlo, a menos que el lector, como tal e individualmente, le quiera atribuir su “para” particular.


Evidentemente, “Así es la vida” habla de la vida y, por tanto, es ineludible que hable también de la muerte. Entre la una y la otra experimentamos placeres, deseos, frustraciones, logros, pérdidas, ganancias, asombros, esfuerzos, entusiasmos, alegrías, adversidades… 
Seguro que en estos momentos tan insólitos e inesperados provocados por el tal coronavirus, muchas de estas vivencias están a flor de piel. Todas ellas son universales y comunes al ser humano, pero al mismo tiempo contienen millones de experiencias únicas, íntimas e individuales que, en el caso del libro, como ocurriría ante cualquier lectura, pertenecen a cada lector, independientemente de que las quiera comunicar o no.
Tras darle a conocer “Así es la vida”, un niño de 4 años, muy ensimismado, nos proporcionó una de las más estupendas conclusiones sin etiquetaje ni moralina ninguna:

“¡Qué largo es el camino de la vida
y cuántas cosas tiene para elegir!”

               Eso es todo.                


Ante la literatura denominada “infantil”, los adultos tenemos la horrible costumbre “didáctica” de adelantarnos (pura adivinación), a lo que el niño ha de interpretar, de explicárselo, desmenuzárselo, “trabajar” algo “para”, cargarlo de avisos, moralinas y supuestas enseñanzas; en lugar de dejarlo en paz con sus adentros o escucharlo, si es que tiene la necesidad de expresar algo al respecto en ese mismo momento o en otro.

Otro de los hábitos muy extendidos en lo que se refiere a libros destinados a niños es denominarlos, automáticamente a todos, “cuento”. No importa si se trata de libros informativos, poesía, relato gráfico… Si no tienen un excesivo número de páginas y además están ilustrados: ¡Cuentos! Sobreentendiendo, además, que, en ese caso, están exclusivamente dirigidos a la infancia.
“Así es la vida” tampoco escapa a la denominación de “cuento”. Y, sinceramente, a parte de “libro ilustrado” o “álbum ilustrado”, yo no sabría decir si pertenece a un género concreto. El cuento es un género literario en el que caben muchos matices posibles, pero a mí no me parece en este caso que se trate de un cuento. De hecho, siempre dije que “Así es la vida” es un NO-cuento que, como todos los cuentos maravillosos, avisa de que, a pesar de las adversidades, la vida vale la pena.

En cualquier caso, contar cuentos y no-cuentos, tiene lo que dice el trabalenguas, que:


Cuando cuentas cuentos
nunca sabes cuántos cuentas,
así que, cuando cuentes cuentos,
cuenta cuántos cuentos cuentas
y me dices cuántos cuentas.

2 comentarios:

AmaliAilamA dijo...

Querida Amiga, efectivamente, es que....
Así es la vida...
y así es nuestro mundo también....

Raquel dijo...

Feliz de que se conozca mucho mucho, vuestro precioso libro.