Coincidiendo con la undécima edición de "Así es la vida", recibí un aviso: una maestra llamada Darita estaba intentando localizarme. Nos pusimos en contacto y surgió otra de esas sorpresas que este libro nunca cesa de regalarnos.
Dari es maestra de una escuela unitaria de la provincia de Cuenca que cuenta con 5 alumnos. El pequeño colectivo dedicaba este curso, simplemente, a celebrar la VIDA. Estaban ilusionados por compartir también conmigo un rato de vida y el contagio fue inmediato. Así que, a los pocos días, acudí a la cita en Santa Cruz de Moya.
Me encontré en el pequeño pueblo sumergido en un silencio sólo salpicado de trinos de pájaros, voces apagadas o el motor de algún tractor. Antes de llegar a mi destino fui inmediatamente reconocida porque todos los habitantes sabían de mi visita.
Me recibieron en la escuela con esta exposición:
Entre Dari, los cinco niños y sus mamás -constantemente activas en la escuela-, habían reproducido todo el libro en gran formato para montar esta amplia instalación sobre una red de hilo rojo.
Después nos reunimos en el aula. Los niños y yo nos preguntamos y contamos muchas cosas. Entre otras, que dentro de su proyecto habían seguido el proceso de la llegada a la VIDA de sus pollitos. Entre lágrimas me comentaron que también se habían encontrado en el camino con la otra cara de la VIDA, es decir, la MUERTE; pues uno de los pollitos se les había muerto.
Y hablando de gallináceas, Samuel y Lucas aprovecharon parar narrarme magistralmente el cuento acumulativo del Gallo Kirico que se fue a la boda de su tío Perico...
... y seguimos con más rítmicos cuentos de nunca acabar para enlazar con nuevos ritmos. Junto a su profesor de música y su maestra me dedicaron, cantando a coro, una "vital" canción de Dani Martín.
Para seguir celebrando la VIDA, no podían faltar buenos alimentos, así que también me regalaron un librito artesanal confeccionado por ellos con suculentas recetas de la gastronomía manchega. Lo completaba un sabroso refranero.
Yo, como no podía ser de otro modo, también aporté mi granito de arena con algún regalo.
Terminada la jornada escolar, los maestros continuamos celebrando la vida. Pasamos a la práctica gastronómica con una estupenda comida en un pueblo vecino, paseamos charlando junto al río, visitamos el castillo de Moya... ¡Todo un día de VIDA placentera!
Ahora Dari, los niños y yo, nos seguimos contando cosas por correo. Me enviaron el breve reportaje "De huevo a pollito" (se puede ver aquí) que Noticias CMM había grabado muy recientemente.
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