En mis encuentros escolares de este curso, andábamos apadrinando cuentos por toda una escuela pública, cuando me vi sorprendida por la voraz curiosidad de un grupo de 3º de primaria.
Primera sorpresa: habían aportado al aula exquisitas publicaciones de libros de cuentos tradicionales que andaban intercambiando y leyendo.
Segunda sorpresa: estaban tan llenos de dudas, preguntas y curiosidad, que no era posible plantear otra actividad que no fuera atender a su avidez por saber más y más sobre el origen y evolución de los cuentos.
Como no podía ser de otra forma, me dejé llevar, encantada, por la corriente con la que el grupo me arrastraba. El torrente de preguntas era incesante:
- Pero, exactamente, ¿qué es un cuento y qué no lo es?
- ¿De dónde vienen los cuentos? ¿Quién los inventó?
- ¿Y las versiones? ¿Cuál es la original, ésta o esta otra?
- ¿Y la tradición oral? ¿Y la literatura escrita? ¿Y el cine?
- ¿Entonces Walt Disney?... Pero... ¡¡¡Nos ha engañado!!!
- ¿Y los Hermanos Grimm?
- ¿Y Andersen?
- Pero entonces ¿Pinocho, Alicia, Peter Pan?...
Imagen de la película "El secreto del libro de Kells" |
Querían aclarar todo lo que, en esta materia, una gran mayoría de adultos desconoce y, en consecuencia, ellos también. ¿Una serie de dibujos animados es un cuento? ¿Todo libro destinado a la infancia es un cuento? Pues no exactamente.
He de reconocer que me sentía tan entusiasmada como atónita a la hora de intentar dar respuestas a niños de sólo 8 años ante esta avalancha de interrogantes. Se trataba de toda una tesis que abordaba historia, geografía y un sinfin de aspectos a contestar de forma concisa y sencilla.
Cuando, después de varios encuentros (además de sus constantes lecturas) fueron viendo saciada su curiosidad y ésta iba apaciguándose, todavía me pidieron una especie de línea cronológica en la que visualizar el proceso evolutivo. Yo no salía de mi asombro. Entonces los nombré "Cuenteros Mayores del Reino" encomendándoles la difusión - entre sus compañeros, maestros y familias -, de todo lo que sabían.
Por fin me tocaba preguntar algo a mí: ¿Cómo lo haréis?
No dudaron un instante: ¡Con teatro!
Dicho y hecho. Hace un par de días fui invitada a la representación.
... Cuando la humanidad era niña todavía y aún no había aprendido a escribir, los cuentacuentos hechizaban a la gente con sus palabras...
El argumento:
Una niña aburrida maltrata libros de cuentos mientras hace comentarios despectivos. Aparece entonces un hada indignada. ¡¿Estúpidos cuentos?! - Exclama - ¡No me habían dicho nada parecido en los últimos 400 años!...
Es así como, entre todos los miembros del grupo, comienzan a aclararle a la niña (y al público) lo que son los cuentos tradicionales, su historia y evolución.
Desde la tradición oral hasta clásicos de la literatura...
pasando por...
Perrault, los Grimm, Afanásiev, Andersen...
Confiar en los niños y atenderles desde la escucha es un placer pleno de entusiasmos. Al igual que en los
cuentos, lo verdaderamente valioso no está en la urgencia de llegar más o menos
triunfante a un homogéneo colorín colorado, sino en lo que, durante el recorrido, se le va moviendo y transformado a cada cual, que es,
precisamente, lo que nos permite seguir creciendo (en el más hondo sentido del
verbo crecer).
Y eso, no hay exámenes ni Informes PISA que lo puedan traducir a
estadísticas.
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