NÜ SHU: PALABRAS COMO FLORES

"Nü Shu" escrito con caracteres de la escritura secreta de las mujeres

No se trataba exactamente de una lengua con su correspondencia oral y escrita, sino de un código secreto de signos patrimonio exclusivo de las mujeres. Sus sílabas se bordaban como flores ornamentales en el ajuar, se dibujaban con pincel sobre abanicos, se distribuían como extrañas mariposas sobre las páginas de las Cartas del tercer día. Se recitaban, se cantaban y, finalmente - sin haberse asomado jamás más allá de sus íntimos reductos femeninos -, ardían en la tumba de cada difunta para que todas las palabras de complicidad y amistad cosechadas en vida se elevaran con ellas hasta el más allá.

Tuvo que adivinarse próxima la muerte de Yang Huanyi, la última de las mujeres del planeta que dominaba con fluidez el nü shu, para que este secreto milenario se diera a conocer al mundo. Un código celosamente guardado entre algodones, sedas y cánticos que las mujeres se regalaron para hermanarse a espaldas del despótico mundo masculino que las sometía.

El video La última palabra (2009/ Texto y voz de Susana Peiró e imagen de Mª García Esperón) relata algo de esta historia.

"Obedece, obedece, obedece y luego haz lo que te dé la gana". En el libro El abanico de seda (Salamandra 2005), Lisa See, tras una larga investigación, desvela en forma de novela buena parte de ese mundo que fue el seno del nü shu.

En la revista Esfinge (marzo 2008) el artículo de Gloria L. Godoy se adentra en los pormenores de la escritura secreta de las mujeres. Ese código del que la propia Yang Huanyi dijo: Hizo nuestras vidas mejores, porque nos ofreció un modo de poder expresarnos.

En la actualidad, gracias al turismo que busca poemas u otros textos escritos en nü shu, las jóvenes mujeres de Huan retoman la escritura olvidada y ella, en esta ocasión, les regala sus frutos, no en forma de comunicación, sino de beneficios económicos; contribuyendo asimismo a la libertad de las nuevas herederas del nü shu.