5/5/21

DE AVENTURAS CON EL BARÓN DE MÜNCHHAUSEN

 
Ilustración de Svetlin

En una entrada del año pasado (“Centenario del Maestro Rodari”), ya hice mención en este blog a posibilidades previstas de cara a un nuevo proyecto escolar que se andaba tramando en colaboración con Pilar Garrigues y su alumnado de sexto. Nos rondaban ideas en torno a dos aniversarios que se celebraban en 2020: el centenario del nacimiento de Gianni Rodari y el 300 cumpleaños del Barón de Münchhausen. Era un fantástico binomio fantástico, pero llegó la pandemia…
Durante el alarmante y accidentado curso pasado, poco o nada se pudo hacer en cuanto a lo previsto. A lo largo de este curso la situación seguía marcando muchas limitaciones, no obstante, ahí estaba aún esperando ser disfrutado el libro de “Las aventuras del Barón de Munchausen” (Gottfried August Bürger) en una de las múltiples versiones y adaptaciones que narran las aventuras de este peculiar personaje. Adviértase que el apellido del verdadero barón se escribe con doble h y diéresis, mientras que cuando se trata del personaje se suele suprimir una h y la diéresis. Y es que si Karl Friedrich Hieronymus Freiherr von Münchhausen (1720-1797) existió realmente, su caricaturizado personaje narra en primera persona sus aventuras llenándolas de los más absurdos y locos disparates (lo que no deja tampoco de lado a Rodari).


Aunque la publicación elegida es una adaptación de Eduardo Murias (y no somos amigas de adaptaciones), en esta ocasión lo excepcional estaba en que no existe un único texto original que relate las insólitas historias del famoso personaje. A lo largo del tiempo, desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, las supuestas y exageradamente distorsionadas aventuras del barón han ido reinventándose y creciendo, tanto a manos de escritores como de cineastas. ¿Por qué no íbamos a contribuir nosotros a ampliar el abanico de historias?















Así fue como, entre otras actividades varias, este grupo de sexto creó una saga de aventuras marinas del Barón de Munchausen con nuevos textos ilustrados. En ellos podemos encontrar a nuestro protagonista conquistando una isla en la que absolutamente todo es de queso. O implicado en un devastador naufragio tras el cual el barón es engullido por la ballena azul; en su estómago se encuentra con Pinocho y Geppetto y -entre el ingenio de Munchausen y las mentiras de Pinocho, que proporcionan madera-, logran salir triunfantes. (Rodari sigue presente con sus guiños).

Y se siguen sumando aventuras como esa en la que el barón se pone al servicio del Rey de los Mares para luchar contra una fuerza maligna y sobrenatural llamada Megáli Dýnami. 





O la del enfrentamiento con la ola monstruosa de la que nuestro héroe logra escapar corriendo sobre las aguas tras aplicarse aceite en los calcetines.

Y más y más aventuras impecablemente redactadas como la de la serpiente marina con tres cabezas...

las de temibles piratas; del huracán; del barco fantasma; la de las tres damas; la del pez gigante… 

Finalmente, para rematar el universo del barón, hace unos días decidimos crear colectivamente un romance con la perspectiva de ser dramatizado con su correspondiente auca, el ciego, su lazarillo…

Puesto que, como tal, el romance es extenso, dejo como muestra solo algunos fragmentos:

(…)

Era el barón de Münchhausen

personaje singular

que corrió mil aventuras

por cielos, tierras y mar.

Por los cielos se emparraba

hasta a la luna llegar.

Viajaba por siete mares

con afán de conquistar;

y en la tierra es conocido

por faltar a la verdad.

Gustaba de hacer reuniones,

con amigos merendar

narrando sus aventuras

sin parar de exagerar,

mas, añadiendo sus lemas:

“¡Por delante, la verdad!”

“Si hay problemas: “¡solución!”,

aunque no sea muy veraz.

(…)

Cuentan en otra aventura

que el barón salió a cazar;

alcanzó una buena pieza

y, dispuesto a regresar,

un perro mordió su abrigo

y le fue a contagiar

la enfermedad de la rabia

que llegó hasta su hogar.

A la mañana siguiente,

a punto de despertar,

oyó  ruidos en su armario

y allá fue a inspeccionar.

¡Un susto morrocotudo!

No os podéis ni imaginar,

de la rabia el vestuario

se acabó por contagiar.

Abrigos, botas, sombreros,

sin cesar de babear,

mordían enfurecidos

atacando sin parar.

Munchausen sacó su arma

y se puso a disparar,

cayeron uno tras otro,

ya paraban de chillar.

El pijama, la chaqueta,

todos ya muertos están.

“Si hay problemas: “¡solución!”

“¡Por delante, la verdad!”

(…)

Münchhausen se hizo famoso

por sus historias contar

llenas de trolas y embustes

y esa fama fue a ganar.

El barón cuando esto supo

se lo tomó muy a mal

se enfadó con sus amigos

y ya no contó jamás

sus divertidas hazañas

por tierras, cielos y mar.

(…)

 

 


No hay comentarios: