27/12/13

CARLOS PÉREZ CABALGANDO EL HORIZONTE

Fotografía: García Poveda
Nunca sentí tanto faltar a la presentación de un libro, tenía un compromiso ineludible. Me contaron y comentaron la peculiar presentación celebrada hace apenas unas semanas (penachos indios de plumas incluidos), del impecable libro publicado por Media Vaca "BUFFALO BILL ROMANCE. Una crónica de Carlos Pérez". 
Carlos - pozo insondable de conocimientos -, hilvana su crónica entre circo, artes de vanguardia, un texto inédito de Huidobro y la torre Eiffel, además de la excelente documentación gráfica con la colaboración de Dani Sanchís y Vicente Ferrer (editor de Media Vaca).

Portada
Recibo con impaciencia un ejemplar como regalo de Navidad que devoro en el acto con vista, olfato, tacto... y memoria; pues conocí a Carlos Pérez, en la segunda mitad de la década de los 80, debido a insólitos avatares en torno a la figura de Vicente Huidobro. A saber:
"Abrapalabra o..." se llamó la criatura por decisión de mi alumnado en alusión a "Altazor o el viaje en paracaídas" de Huidobro. Fue un proyecto de trabajo (lengua-literatura-plástica) con 36 alumnos del entonces denominado 7º de EGB, que terminó en la publicación del libro Abrapalabra y un par de exposiciones. Pero en ese proceso, como si el título convocara no sé qué artes de magia, comenzaron las insólitas apariciones, entre ellas, la de Carlos Pérez, que dedicó varias páginas de prensa a nuestro trabajo. 
He dicho insólitas: también apareció inesperadamente René de Costa, Octavio Paz, Saúl Yurkiévich o el propio Vicente G. Huidobro (nieto del poeta). Pero esto es harina de otro costal. La cuestión es que la relación con Carlos se fue estrechando entre textos conversaciones e imágenes del poeta chileno.


De vuelta al presente: ya terminando la lectura de "Buffalo Bill Romance", en el epílogo, llego a la Breve semblanza biográfica sobre Carlos con la inquietante impresión de estar leyendo sobre alguien que ya no está. En cuanto termino este apartado, recibo la noticia: Carlos Pérez ha fallecido.
Tan inmersa como estaba en la lectura de sus palabras, la noticia (aunque de esperar, dado su delicado estado de salud), me deja prendida de la imagen de ese Carlitos vestido - un día de Reyes de su infancia -, de Sheriff del Lejano Oeste, pistola en mano, como Huidobro en la conocida foto de Jean Arp.




















Juntos juegan a indios y vaqueros. Y ya veo a Carlos Pérez cual Buffalo Bill cabalgando el horizonte, allá al horitaña de la montazonte por donde viene gondoleando la golondrina sobre la torre Eiffel.
Sin duda, éste su último libro es el exquisito regalo que Carlos nos deja antes de partir a galope.

Sobre la tibia lejanía
El eco inverso repetía

Hurra                   Hurra

Collage. Dani Sanchís

¡Gracias, Carlos!

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