SUEÑOS

Hace ya algunos años, escribí en este blog sobre El Recolector de Sueños: Roger Omar. Desde entonces él ha continuado sin tregua su labor de recolector recorriendo las geografías sin fronteras de los sueños. Roger los recolecta con la precisión que ellos exigen y -como dice Vania, de 7 años-, a él no le importa si son feos. 

Los guarda con cuidado en su mochila de sueños, los selecciona, los acompaña de imágenes realizadas por ilustradores y los distribuye aquí, allá y en sencillas publicaciones de formato acordeón. 

Éste es Roger visto por uno de sus soñadores.

Recientemente, la editorial Media Vaca ha publicado en su colección "Mi hermosa ciudad", la nueva cosecha oaxaqueña del recolector: "OAXACA LIBRO DE SUEÑOS". Una ciudad mexicana recorrida a ojos cerrados: a través de los ojos cerrados de los niños durmientes. El libro recoge 99 sueños infantiles, esta vez con las correspondientes ilustraciones de sus soñadores, que Roger recopiló recorriendo escuelas y bibliotecas.

"Roger quería recolectar miles de sueños para hacer un libro. Vestía chaqueta negra, pantalón negro, camisa azul. Era alto, un poco pelón, un poco fuerte. Me gustaba cómo reía, y hablaba muy pero muy chistoso. Me gustaban los sueños que nos decía." María, 7 años.

En el apéndice final, Roger relata su experiencia. Ahí se pueden leer anotaciones como ésta del 21 de octubre de 2014:

"Hay que arriesgar el pellejo para recolectar sueños infantiles. Con el riesgo de parecer un ladrón, un intruso, un fisgón, el recolector de sueños recorre las calles de la ciudad dejándose guiar por los gritos de emoción que dan los niños a la hora del recreo. Cualquier escuela es buena para realizar la cosecha, salvo aquéllas que cuestionan la utilidad de los sueños y les ponen rejas. Una vez aprobada la función del recolector (comparable a esos pececillos que se comen los trocitos de piel vieja), la recolección debe ponerse en marcha cuanto antes, pues, aunque nadie lo note, los sueños están deseosos de ser contados, atrapados, compartidos. Por eso, cualquier día es óptimo para realizar la cosecha, incluidos festivos. En la escasa indumentaria del recolector es imprescindible una mochila (de preferencia azul) o un simple morral donde guardar los sueños."

Una muy recomendable cosecha que flota sobrevolando las noches de Oaxaca.

***

Sigamos soñando

...y en el mundo, en conclusión / todos sueñan lo que son / aunque ninguno lo entiende. (Calderón)

A lo largo de los años Roger y yo hemos ido colaborando puntualmente en asuntos oníricos. Hoy mismo le he acompañado a una escuela para ayudarle a cargar con su mochila azul sueño. 
Los maestros nos comentaban lo apacible que ha resultado, en el transcurso de la última semana, estrenar las mañanas escolares con un tiempo amable dedicado con entusiasmo por los niños a escribir e ilustrar sus sueños tan recién soñados. 
Por su parte, los niños comentaban haber comprobado que, si los escribes regularmente, cada vez eres más capaz de recordarlos. 
Y es que los sueños son de naturaleza escurridiza, tienden a esfumarse como uno de esos globos cuyo hilito se te escapa de las manos. 

Fotograma de "El globo rojo" de Albert Lamorisse

En mis encuentros con grupos de escolares, cuando se ha presentado el tema de los sueños, jamás ha pasado desapercibido o se ha ignorado. Los niños se excitan y muestran un enorme interés por narrar sus sueños y pesadillas, por recordarlos, verbalizarlos, ilustrarlos, conjurarlos o incluso reinventarlos jugando con ellos. 

Hoy podemos contar también con esta especie de interesante trabajo de campo realizado por Roger Omar en Oaxaca, pero son muchos los libros que, desde la literatura, invitan a sumergirse en los mundos del sueño. Sin duda, encabezaría la lista el clásico por excelencia de Lewis Carroll: ALICIA, tanto en el País de las Maravillas como A través del espejo. Pero hay muchos más:

Y muchísimos más... 
Sin olvidar al clásico del cómic por excelencia: Little Nemo

La infancia y la escuela también necesitan soñar, sumergirse en sueños para poder emerger 

mucho más despiertas.