5/4/12

¿PONEN HUEVOS LOS CONEJOS?

Ante la tradición germana del Conejo de Pascua, siempre me pregunté de pequeña qué tenían que ver los huevos con los conejos. Entre tantos otros enigmas de infancia, éste era uno un tanto surrealista: ¿Ponían huevos los conejos? ¿Siempre o sólo en Pascua? ¿O acaso se los daban las gallinas y los conejos los decoraban a escondidas?...
Tardé en averiguarlo, pero hallé una interesante respuesta, ahí va:
En las más diversas culturas, desde tiempos ancestrales, el huevo ha simbolizado la fertilidad, la esperanza (de vida) y el renacimiento (a la vida-muerte-vida). La idea de renacimiento está intrínsecamente unida al Ave Fénix (que como ave nace de huevo). Los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo (idea del caos primigenio que encierra el Todo y del que todo puede nacer). Y si siguiéramos revisando, nos podríamos remitir a las más diversas épocas, civilizaciones y culturas en las que se repite este arquetipo.
El conejo (animal muy fértil), simboliza abundancia y también fertilidad. El conejo era el símbolo que representaba una diosa a la que se le dedicaba el mes de abril por considerarla la creadora de la primavera; dicha diosa aparece en las celebraciones anglo-sajonas pre-cristianas bajo el nombre de Eastre (que dará lugar a “Easter”, “Pascua” en inglés) y en los pueblos germanos se la denomina Ostara (“Oster”, “Pascua” en alemán).
El conejo como símbolo de Pascua parece tener sus orígenes en Alemania (se menciona en textos del S. XVI). Esta tradición se celebraba – y se sigue haciendo – como una fiesta especialmente destinada a la infancia. Como con los regalos de Navidad, si los niños se portaban bien, el “Osterhase” (Conejo de Pascua) les dejaría huevos de colores. De modo que le construían nidos en lugares escondidos (granero, jardín…) para que el conejo depositara los huevos en ellos. En un principio se trataba de huevos de gallina o de pata pintados a mano de vivos colores que representaban la luz del sol (renacimiento). Esta tradición se fue extendiendo por diversos países europeos y, los alemanes emigrados a E.E.U.U. en el S. XVIII, la introducen también allí.
La tradición pre-cristiana del consumo de huevos y otros alimentos en la celebración de comidas pantagruelicas primaverales, como símbolo de abundancia, se vio truncada por la Iglesia en el S. IV cuando ésta impuso la abstinencia de cuaresma y no se podía comer huevos en los 46 días precedentes a la Pascua; pero como tampoco se podía hacer razonar a las gallinas para que no los pusieran, se cocían y almacenaban para ser comidos inmediatamente después de la abstinencia. En el S. XII, la Iglesia no tuvo más remedio que aceptar la costumbre pagana. Fue a principios del S.XIX cuando surgió, y se empezó a extender rápidamente, la innovación del huevo y el conejo de Pascua como golosina para los niños (de chocolate, mazapán…)

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