20/7/11

UN TEMPLO, DOS NIÑAS Y ALGUNOS MISTERIOS

UNA NIÑA "CURÍSTICAMENTE VACUNADA"


Los niños saben algo que la mayoría de los adultos ha olvidado: que la realidad es todo aquello que nos parezca real. (Alberto Manguel)
Tarde estival en la ciudad de Valencia. Corre una agradable brisa húmeda en la replacita peatonal de un barrio popular donde juegan algunos niños. Allí está ubicada una iglesia que yo no he visto abierta desde hace varias décadas. Las dos hojas del gran portón permanecen ahora de par en par. El interior está en penumbra bañado por una luz cenital que viene de la cúpula y, en el umbral, bajo una contrastada luz mediterránea, dos niñas de unos 6 años conversan entre sí de espaldas a la calle mirando misteriosamente al interior del templo.
Subo los escalones para asomarme a la iglesia y las dos niñas, una a cada lado, se giran a mirarme. Ambas tienen cabelleras rizadas; la de mi izquierda es menudita y delgada, la de la derecha de piel muy blanca y mofletes colorados. La primera le explica a su amiga con voz tenue cómo toman la comunión ahí dentro las niñas, que van de blanco y juntan así las manitas - le dice. De pronto se dirige a mí:
- ¡¿Vas a entrar?!
- No - le respondo - sólo me asomo a ver la iglesia, como vosotras.
Ambas sonríen con complicidad y, a cada paso que yo doy hacia el interior, avanzan conmigo entre risitas emocionadas.
- Alicia tomó aquí la comunión - explica la menudita -, pero María no quería venir porque le daba miedo el cura.
- ¿Tú has tomado la comunión? - Le pregunto yo.
- Noo, yo no, es que mis papás no son muy... muy... ¡curísticos!
Y pone cara de gran satisfacción por haber encontrado el complicado término que buscaba para expresarse.
Miro a la otra niña, evidentemente más pequeña. Ella sonríe mostrando su dentadura mellada.
- ¡Mira, le falta un diente! - Dice la primera -. Es que se dio un tortazo contra la farola...
- ¡No! - protesta la otra entre risas -. Me lo han quitado porque se me movía.
- Entonces tú tampoco has tomado la comunión ¿no? - le digo yo.
-¡No! Mis papás no vienen a la iglesia, además, a mí me falta un pinchazo. - Comenta espontánea mientras se clava un dedito en el brazo.
- ¡¿Un pinchazo te tienen que dar para que tomes la comunión?!
- Sí, la vacuna de los 6 años. Y después ya, creo que ya está.
- Pues a mí me parece que no me falta ningún pinchazo -, comenta la otra pensativa.
Estamos enfrascadas en la conversación mientras paseamos las miradas por el templo apenas a unos pasos de la puerta, cuando aparece el cura (o tal vez el sacristán) dispuesto a cerrar las dos grandes hojas del portón.
- ¡¿Vas a cerrar?! - Protestan las niñas desilusionadas. - ¡Pues vaya!
Expulsadas del templo, nos despedimos.

2 comentarios:

Arora dijo...

Me encanta ! Curísticamente Vacunada ???

Ana-Luisa Ramírez dijo...

¡Claro! En conclusión: la comunión debe ser algo así como una vacuna contra el pecado administrada por el colectivo curístico.