Miguel Ángel (5 años) |
Entre cuentos y monstruos andaba el juego cuando nos sorprendió el cumpleaños de Hans Christian Andersen.
A pesar de los 209 años transcurridos desde su nacimiento, el mundo sigue homenajeándolo y cada 2 de abril se celebra el Día Internacional del Libro Infantil.
Al fin y al cabo, el Sr. Andersen fue un verdadero monstruo escribiendo cuentos.
Hans Cristian Andersen |
Así que, si era el día de "los libros de los niños", ¿qué mejor que hacer un paréntesis e invitar a los niños a escribir un libro?
Preparamos 150 sencillísimos libritos en blanco para ofrecérselos a todo el alumnado de Educación Infantil; ellos, ilusionados por la sorpresa, aceptaron la propuesta con toda naturalidad.
- ¿Qué hay dentro de un libro? - Les pregunté.
- Páginas... Dibujos... Letras. - Respondieron vocecitas aquí y allá.
Y sin más preámbulos, se pusieron manos a sus obras.
Cuando se dejan fluir las disposiciones espontáneas del niño, en lugar de agobiarlos a golpe de instrucciones, fichas, juicios, competitividad y prisas, los procesos naturales salen a la luz como sale el agua de un manantial.
Su curiosidad espontánea por el descubrimiento de la lectura y escritura, por los trazos que, lentamente "se parecen" a algo de su entorno que ellos identifican..., exigen su tempo y proceso natural.
Las criaturas de 3 años, sin el menor contratiempo, escribieron e ilustraron sus libritos. Nadie dijo "yo no sé escribir" o "yo no sé dibujar", simplemente lo hicieron desde esa percepción con la que ellos experimentan la escritura y el dibujo. Y se mostraban encantados con sus creaciones pequeñitas entre sus manos pequeñitas.
En los grupos de 4 años, dependiendo (evidentemente) del proceso de evolución de cada niña o niño, los libritos mostraban imágenes con una temática intencionada que, con mucha frecuencia, cambiaba en la página siguiente. Y las letras mayúsculas salpicaban los espacios, a veces invertidas, a veces intentando componer una palabra completa a la que le faltaba alguna letra...
En los grupos de 5 años, el abanico de manifestaciones resultó variado e interesante:
Una niña, seguramente ya algo presionada, lloraba porque ella aún no sabía escribir, pero no fue difícil tranquilizarla, continuó tan contenta utilizando sus recursos.
La mayoría de los miembros del grupo experimentaba con la escritura. Algunos desde un estadio muy similar al del grupo de 4 años; otros escribiendo palabras completas aquí y allá. Otros iniciando un verdadero relato con algún "ABIAUNABEC..." (Había una vez); y hubo, incluso, quien distribuyó números por las esquinas de cada página imitando la numeración de las mismas.
En cuanto a los dibujos, había quien saltaba de tema a cada página, quien completaba todas las páginas con una sucesión de laberintos abstractos y cambiantes que sugerían un hilo narrativo; muchos, utilizando o no palabras, se concentraban en la elaboración de una historia completa viviéndola en cada paso de su gestación; después nos la narraban entusiasmados. El último dibujo (arriba) es de un librito extra que Aquiles me regaló, en él relataba la historia de un mundo que explotaba enterito.
Altair, sin querer desprenderse del interés que había suscitado un libro que me hicieron contarles muchas veces ("Dos monstruos" de David McKee), contó magistralmente en su librito y a su manera la misma historia con palabras e imágenes a color.
¡Lastima no haber podido adquirir algunos más de estos ejemplares únicos! Como siempre que los niños hacen con placer ciertas creaciones, la inevitable pregunta inmediata, lanzada con los ojos muy abiertos, es: "¡¡¡¿Me lo puedo llevar a mi casa?!!!" Y claro... una se ha de conformar con los regalos extra.
Con librito en mano... |
... listos para salir del cole. |
1 comentario:
¡¡¡Qué maravilla!!!! Me lo copio. Ya te contaré.
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