24/1/14

EL CUENTO DEL CIEMPIÉS Y LA ARAÑA

Siempre pensé que éste era un cuento procedente de la tradición oral y, seguramente, debe de serlo, pero a raíz del reciente fallecimiento de Juan Gelman el pasado 14 de enero, me encontré con la agradable sorpresa de este vídeo. Y más me sorprendió el hecho de que él lo narre exactamente en mi versión favorita de entre las muchas que a lo largo del tiempo he escuchado. 

(Enlace aquí)



Se trata de un cuento que se me representa con mucha frecuencia cada vez que (sobre todo maestros/as) plantean esa misma pregunta que hace la araña: ¿Pero tú cómo lo haces?
Entonces viene la compleja situación de que te crean cuando sinceramente respondes: Pues... no sé muy bien

Querida Araña:
El asunto no es cómo lo hace el ciempiés, sino que, si a tí te interesa caminar de ese modo, te dejes llevar por tus propias patitas sin olvidar que las tuyas son ocho y no cien, que una araña no puede ser un ciempiés ni un ciempiés una araña por más que se expongan impecables instrucciones teóricas sobre el uso de patitas o el arte de tejer.
Las recetas no sirven, sirve la intuición propia, la curiosidad, la necesidad y el entusiasmo.
De lo contrario, nos quedaríamos todos paralizados, o bien repitiendo patrones homogéneos y homogeneizantes, que para el caso es lo mismo.
***
Julio Cortázar, en sus clases de literatura en Berkeley (California), también se refería a este asunto:

"Son temas para mí muy hermosos, pero muy evasivos, difíciles de captar (...) uno tiene más una intuición que un concepto, más una práctica que una teoría, y cuando los quiere atrapar teóricamente tienden a escapar.
(...)
Si a algo somos sensibles es a las intuiciones profundas, a las cosas irracionales; lo somos aunque muchas veces la inteligancia se pone a la defensiva y nos prohíbe, nos niega ciertos accesos. Las grandes pulsaciones de la sangre, de la carne y de la naturaleza pasan por encima y por debajo de la inteligencia y no hay ningún control lógico que pueda detenerlas."

Nuestras escuelas resultan paralizantes por exceso de control lógico, metódico y racional.



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