No había la menor intención de que criaturas de 6 y 7 años aprendieran lo que es un "tautograma", pero es lo que tiene el juego... Jugando jugando con las palabras, mantuvimos largas conversaciones, surgieron ingeniosas ideas, curiosidades feroces, lecturas divertidísimas en verso y en prosa y hallazgos múltiples.
Los niños destripaban las palabras y querían descubrir más y más de su versatilidad. Por iniciativa propia abordaron sinónimos que volaban en aviones de papel con largas colas, botes de colores llenos de antónimos, jeroglíficos, acrósticos, palabras polisémicas, disparatadas palabras inventadas, sopas y tiendas de palabras... Y descubrieron un juguete emocionante: el diccionario.
Puesto que la producción fue desbordante, nos centraremos en este abecedario.
El juego de los tautogramas nos llegó con el "Abecebichos" de Daniel Nesquens; produjo no pocas carcajadas y un entusiasmo que catapultó inmediatamente la creación.
1 comentario:
Si un farragoso diccionario es en realidad una herramienta del lenguaje super-divertida se logra (otra vez) que la desgraciada y desmotivadora acción (y omisión) de la administración educativa se vea compensada con actuaciones inteligentes, motivadoras y libres, es decir, escuela. ¡Viva la imaginación de los maestros!
Pedro M.
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