Parece hecho a medida. Y no hablo de trajes (o sí), sino más bien de cuentos. Hay quien se sigue empecinando en asegurar que lo que cuentan los cuentos es mentira. También hay personas que le otorgan "valores" a los cuentos, simplificándolos con una sencillita moraleja, como si de una fábula se tratara. Nada más lejos. Insisto: Los cuentos cuentan grandes verdades, de ésas tan complejas que ni el mejor de los discursos podría acertar a despejar.
Recomiendo encarecidamente, para este turbulento fin de año, el excelente cuento de Hans Christian Andersen EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR (pinchar en el título).
Sí, ya sé en qué están pensando, tal vez en un emperador valenciano. Aún así, de la situación nadie salimos de rositas. ¿Se han fijado en la actitud del pueblo, desde el llano al no tan llano? ¿No se parece como un clon el negocio de los tejedores al de los famosos "Mercados" o la Bolsa, que especulan con "NADA"? Pues eso, así nos va. Me pregunto si no tendremos que prestar más oído a nuestra propia voz infantil, la de ese niño que grita:
¡Pero si no lleva nada!
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