24/10/11

MALOS TIEMPOS PARA LA CULTURA

Hoy, precisamente el Día de la Biblioteca, se me agolpa el cúmulo de recortes que se suma a los que públicamente - aunque con cierta contención - difunden los medios. Estos otros se van sumando despacio, día a día, en silencio, con cuentagotas, sigilo y disimulo, como silbando y mirando hacia otro lado, como quien no quiere la cosa. De modo que no sólo desaparece personal docente del que mueve mareas verdes e indignadas (con razón) por las calles de las ciudades. Desaparece todo tipo de subvenciones relacionadas con la formación y la cultura; desaparecen asesores, Centros de Profesores, cursos de formación, ayudas al libro, campañas de fomento cultural...
Y, entretanto, ruido, mucho ruido que desvíe la atención hacia la recalcitrante "necesidad" educativa de hablar inglés (y, a ser posible, chino mandarín). Hacia la urgencia de armarse hasta los dientes de nuevas tecnologías como puros instrumentos de consumo, como continentes sin contenido en aras de la modernidad. Entretenimientos ruidosos y espectaculares. Hablemos inglés: ¿para decir qué? Consumamos y aprendamos a manejar nuevas tecnologías: ¿para hacer con ellas qué?
De estos recortes sigilosos nos vamos enterando de forma más inmediata y contundente las personas que batallamos cotidianamente con ellos, pues de ellos depende también nuestra labor y nuestro trabajo. Pero tiempo al tiempo, porque este cúmulo de recortes sumado al desgaste de la Educación Pública pasa factura a toda la población convirtiéndonos, como advertía Federico García Lorca, en "esclavos de una terrible organización social".
He aquí un fragmento de MEDIO PAN Y UN LIBRO, discurso pronunciado por Federico en septiembre de 1931 con motivo de la inauguración de la Biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros (Granada).
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

1 comentario:

Eliotropo dijo...

ay zink lai yu mai frien.
Amal.